10/9/07

El rastro del Unicornio


Recuerdo exactamente como empezó. Yo era socio de la biblioteca municipal de Unquillo, eramos pocos en realidad. Era un lugar bonito y pequeño, al fondo de un camino de tierra, casi escondida, cerca del cetro del pueblo. Tenia 12 0 13 años y atravesaba por una fase medio mitológica, con algún libro de ursula K. Le Guin, mucho conan, y otras cosas por el estilo, faltaban varios años todavía para llegar al Señor de los anillos y otras sagas. En aquel momento encontrè un libro fantástico, bellamente ilustrado, integramente dedicado a los unicornios. Todo lo que uno necesita saber sobre ellos estaba ahì, razas, aspecto Gral,orígenes, encuentros con humanos, etc. pero lo mas importante estaba al final del libro. Una guia practica, sencilla, y muy completa sobre como rastrear unicornios. Por supuesto que no era una tarea fácil, pero las posibilidades estaban a mi favor,vivía en una zona serrana, con lugares cercanos que yo imaginaba vírgenes aun. Mentiría si dijera que lo pensé demasiado. Había llegado el momento de ir por mi unicornio. Asi que formamos una partida de caza. Íbamos Moises( si, así se llamaba, y se sigue llamando), su hemano Alan, el Gordo Villa, mi hermano y yo. Yo era el líder de la expedicion naturalmente, llevaba conmigo el libro de la biblioteca y toda una serie de cosas imprescindibles para cazar unicornios, mi navaja del ejercito suizo, un mapa político de la argentina, por si nos perdíamos, una vieja cámara de fotos, que puso el gordo villa para inmortalizar el inmortal momento y un ovillo de lana, substraído de las cosas de mi abuela, a fin de sujetar a la bestia. La mamà de moises se ofreció a hacernos la vianda para el viaje, ya que nuestra expedición partiría de su casa que era la mas alejada del pueblo y la mas metida en la sierra. La mama de moises, ya se lo irán imaginando era muy especial, como vianda nos preparo una olla de arroz integral, si, olla, se entiende? no un tapper, o varios tappercitos, no, nos dio la olla y seis tenedores. y nosotros no habiamos traido otras provisiones. Así que no hubo alternativa, tuvimos que escalar la sierra llevando la olla con nosotros, la cual tenia que ser cargada por dos integrantes del grupo para que cada uno tuviera una mano libre para la subida. Decidí ignorar el acto de sabotaje y presione para seguir adelante con la misión, alcanzamos la cima de la cañada para mediodia, yo supuse que alejarnos unas tres horas del limite del pueblo, en subida, nos pondría cercas de la zona donde probablemente habría algún unicornio. Mi libro era muy claro al respecto, la mejor forma de seguirle el rastro era por sus excrementos. Si, bosta de unicornio. Habia que ser muy cuidadoso para no confundirla con bosta de caballo, mas abundante y con rastros de tallos, los unicornios solo comen las hojas, o la de vaca, de olor mas penetrante y textura distinta. No empecé a revolver excremento sino hasta después de comer, prevision que me pareció profesional tomar. Mi equipo buscaba bosta y me avisaba, yo me acercaba con mi libro, enfundada la mano en una bolsa, y con un palo rompía los terrones de excremento buscando restos de tallos o comparando texturas. También examinamos huellas,debían ser sin herrar para tratarse de un unicornio, y hasta montamos un puesto de observacion y esperamos un buen rato, por si alguno pasaba cerca de lo que a mi me parecía, tenia chances de ser un buen pedazo de bosta de unicornio.
Cuando bajamos aquella tarde no traíamos un unicornio con nosotros. De alguna forma logro evadirse de nuestra búsqueda, supongo que seguirá por allá, riéndose, y defecando por ahí. Yo no pude convencer a nadie de hacer un segundo intento, propuse hacer una expedición de dos días para aumentar nuestras posibilidades pero me encontré con el argumento irrefutable de que dormir en la montaña incrementaba las posibilidades de encontrarse con el abominable hombre de las nieves en ves de un unicornio. Reconozco que quizás cedí demasiado rapido, devolví el libro a la biblioteca sin dar demasiados detalles de lo que habían estado tocando esas manitos. Pensé en otra cosa durante un tiempo. Dos años mas tarde me fui para siempre de ese pueblo. Primero a Córdoba, después a Mar del Plata, donde todo mundo sabe que no hay unicornios. Sin embargo me quedo esa sensacion de haber estado cerca, de que ellos me vieron y me recuerdan. Que me espían, por las esquinas, disfrazados de caballos de cartoneros o de policía montada. Esperando el momento de que me ponga de nuevo en movimiento, que reinicie la búsqueda. Que habrá otra vez el baúl de cazador y saque mi navaja, mi mapa y mi ovillo de lana. He escuchado que han aprendido a tapar sus excrementos con tierra, no importa, creo que puedo seguirlos por el olor de su orina.
Siganme, creo que nos espera la fama y la fortuna, eso si,que alguno se traiga unos sandwichs por favor.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Después de tanto navegar en este mundo paralelo que se llama internet encontré en los suburbios de la web un nombre que hasta hace poco me parecía desconocido: el de Arcofirme.Sorprendido por el efecto que causaba en ciertas almas desconcertadas me surgió una sensación de gracia y odio a la vez.Resolví de la nada presentarme como una mosca molesta y odiosa planteando hasta el cansancio de arcofirme y sus discipulos divagues filosóficos que de lo absurdo se podrían confundir en extractos verídicos de otros autores ya consagrados.Viendo que el efecto de la molestia crecía decidí convertirme por motus propio en la figura de un nemesis para el querido trovador de los chats y blogs literarios.Para resumir, seguramente en los próximos encuentros me materializaré y tomaré formas que ni yo mismo reconoceré,porque querido Arco nadie tiene el culo limpio y aca no existen duendes que presten servicios de heroismo, capito?

Mariano Rivero dijo...

fundamentalista, gracias por pasar y dejar tu comentario, aunque no lo entiendo mucho. No pensaste en tener una vida? Fijate...

ClaudiaRG dijo...

mmm este fundamentalista escribe raro... jajaja será que no estoy preaprada para entenderlo... será!
Sabés Arco, hermosa tu anécdota del unicornio. Es el sueño de niño que lucha por convertirse en realidad. Uno cuando es niño cree que todo es posible, que todo alguna vez se convertirá en cierto y con eso vive, con eso sigue su vida. El mundo adulto no entiende nada de esto, pero todos alguna vez soñamos con encontrar un "unicornio" que materialice nuestros sueños.
Sigo repitiendo lo mismo: escribes bien, con sentimiento y mucho de lo que plasmas llega a quien lee, hasta la ternura con la que recuerdas un hecho de tu infancia!

Panchalli dijo...

jajaja yo me apunto y llevo los sandwich
saludos!!